jueves, 7 de junio de 2007

"Los poetas catalanes ante el bilingüismo", por Carles Duarte



LOS POETAS CATALANES ANTE EL BILINGÜISMO
Carles Duarte


La literatura catalana ha convivido intensamente con otras literaturas en diversos momentos de su historia. No puede pues sorprender que dediquemos nuestra atención a examinar la posición de los poetas catalanes ante el bilingüismo. De hecho, sin embargo, debemos referirnos a situaciones notablemente diferentes a la hora de analizar con detalle esta materia.
En la Edad Media "los primeros poetas catalanes de personalidad determinada y nombre conocido que escribieron en una lengua románica lo hicieron en provenzal" (Riquer, Comas, y Molas I: 21). Se trata de trovadores como Cerverí de Girona, Guillem de Cervera, el rey Alfonso el Casto, Ramon Vidal de Besalú, Berenguer de Palol, Guerau de Cabrera, Guillem de Berguedà, Ponç de la Guàrdia, Guillem de Cabestany, Huguet de Mataplana, i Jofre de Foixà. Son, pues, muchos y muy importantes los poetas que en los siglos XII, XIII, y XIV, a pesar de tener el catalán como lengua propia y habitual (de hecho, el rey Alfonso el Casto era hijo de un catalán y de una aragonesa), escribieron en occitano canciones, serventesios, planys, pastorelas, alboradas, danzas, baladas, sestinas (composición concebida por Arnaut Daniel y que Joan Brossa ha cultivado magistralmente en el presente siglo)... Además, es bien conocido que incluso uno de estos poetas, Ramon Vidal de Besalú, es autor de una importante obra gramatical y estilística sobre el occitano, Las rasós de trobar. El uso del occitano como lengua de expresión literaria por parte de los poetas catalanes es general hasta Ausiàs Marc. Así, Ramon Llull, autor de una obra monumental, escribió su producción rimada en un catalán repleto de occitanismos. Añadamos que una parte significativa de su obra fue traducida al latín y al árabe. Claro exponente de la continuidad del uso del occitano como lengua literaria por parte de los poetas catalanes es que a finales del siglo XIV se creó, a imitación del que se había constituido en Toulouse, el Consistori de Barcelona, que convocaba concursos de poesía de carácter trovadoresco.
En el siglo XV, cuando la poesía escrita en catalán llegó a su momento culminante con Ausiàs Marc, empezamos a encontrar ya los primeros testimonios de un uso esporádico del castellano por parte de poetas catalanes. Este es el caso de Pere Torroella, autor que vivía en la corte del rey de Navarra y que escribió diversas composiciones poéticas en lengua castellana, o de Bernat Fenollar, autor, entre otras obras, de Lo procés de les olives y Lo somni de Joan Joan, con poesías en castellano que encontramos en el Cancionero general de Hernando del Castillo. Por otro lado, a finales del siglo XV nació el escritor barcelonés Joan Boscà, que fue uno de los impulsores de la introducción en la península ibérica de la métrica italiana y que escribió una notable obra poética en castellano y una breve esparsa de diez versos en catalán, una especie de homenaje a Ausiàs Marc, poeta a quien contribuyó a difundir en el ámbito de la literatura castellana de la época. De otro lado, junto a la poesía en castellano escrita por autores catalanes de la llamada Decadencia, cabe señalar la imitación del modelo métrico castellano y la incorporación de numerosos castellanismos en poetas catalanes que escribían su obra en catalán, como ocurre con Pere Serafí o Vicent Garcia, "Rector de Vallfogona."
Al dejar atrás este periodo y adentrarnos en la Renaixença encontramos, sobre todo en la etapa inicial, un uso del castellano por parte de poetas que dan comienzo al proceso de reencuentro del catalán como lengua de expresión literaria. Es el caso de Bonaventura Carles Aribau, quien escribió la mayor parte de su obra poética en castellano (Ensayos poéticos...) y quien, además del catalán y del castellano, empleó el latín y el italiano en la redacción de sus poemas; de Joaquim Rubió i Ors, quien escribió abundantes poemas en lengua castellana, o de Teodor Llorente, autor de la colección Versos de juventud, junto a su producción poética en catalán. De principios del siglo XX quiero citar aquí el caso de tres escritores catalanes que usaron el francés en sus textos poéticos: Josep Maria Junoy, Joan Salvat-Papasseit y Josep Pla. El primero fue una de las principales figuras de la vanguardia literaria en Cataluña del primer tercio de siglo. Junoy es autor de una obra precursora que se sitúa a caballo entre la poesía, el dibujo y la pintura y que está vinculada al cubismo. Josep Maria Junoy mantuvo un contacto permanente con el mundo artístico parisino y empleó ocasionalmente el francés en sus textos poéticos. Lo mismo sucede en el caso de Salvat-Papasseit, por ejemplo en uno de los caligramas de El poema de la rosa als llavis (Salvat-Papasseit escribió además un libro en castellano, Humo de fábrica, recopilación de artículos de opinión de su primera época). Así mismo, Josep Pla es autor de una obra gigantesca en prosa en catalán y publicó también bastantes textos en castellano, como había hecho previamente Eugeni d'Ors, impulsor inicial del movimiento "noucentista," aunque en este texto dedicado estrictamente a poesía es oportuno que me refiera concretamente, aunque pueda tener carácter anecdótico, al hecho de que Josep Pla escribió en 1932 algún bello poema en francés dedicado a Lilian Hirsch y recogido en Un amor de Pla al Canadell. Sabido es también que Carles Riba cultivó en su adolescencia el gallego como lengua de exposición poética.
La guerra civil significó una brutal ruptura del mundo literario catalán y el exilio de muchos de los autores más destacados. Ello explica que, por ejemplo, Josep Carner, quizá la figura más representativa de la poesía catalana de su época, publicase en 1940 en Méjico una primera versión castellana hecha por él mismo de su gran poema Nabí, que se publicó en 1941 por primera vez en catalán, en Buenos Aires; o que en 1943 Josep Carner publicase en Méjico El misterio de Quanaxhuata, dramatización de una leyenda azteca, que en 1951 se publicó en catalán en Perpiñán; o que cuando en 1950 Carner publica el libro Paliers en Bruselas lo haga en edición bilingüe en catalán y en una versión francesa del propio Carner y de émilie Noulet, su segunda mujer. El exilio es también lo que nos permite comprender la publicación de dos libros en francés de Ventura Gassol, el poeta neorromántico y neopopularista de Les tombes flamejants. Efectivamente, en 1943 publicó el libro Fleurs, compuesto en buena parte por traducciones de sus poesías catalanas publicadas o inéditas, y en 1950 publicó Mirages, libro en edición bilingüe catalano-francesa. Si el exilio es lo que provoca que poetas catalanes publiquen en algunos casos poesías en otras lenguas, en Cataluña encontramos el esfuerzo de jóvenes generaciones (Joan Triadú, Jordi Sarsanedas, Josep Palau i Fabre, Josep Romeu...) por reconstruir el panorama literario en catalán, y así aparecen revistas literarias, como Poesia (1944) o Ariel (1946) y surgen iniciativas como las sesiones privadas de "Amics de la Poesia" (1942) o el concurso de poesía de Cantonigròs (1944).
No obstante lo anterior, las condiciones de la posguerra hacían difícil la proyección pública de la literatura catalana, contrariamente a la difusión que al mismo tiempo se hacía de la literatura castellana. Este fenómeno y la consolidación y el aumento de la inmigración a Cataluña de personas de lengua castellana constituyen la razón de que la poesía en lengua castellana adquiriese en Cataluña una consistencia que no había tenido en el período anterior a la guerra civil. En Cataluña, por ejemplo, se escriben en aquel entonces obras poéticas consistentes en lengua castellana, como las de Enrique Badosa, Carlos Barral, José M. Valverde, Alfonso Costafreda, Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo y otros autores de la llamada Escuela de Barcelona. Uno de los autores más representativos de este grupo es Jaime Gil de Biedma, quien publicó su primer poemario, Según sentencia del tiempo, en 1953. Francesc Codina ha examinado los vínculos que existen entre Jaime Gil de Biedma y Gabriel Ferrater, uno de los poetas en lengua catalana más importantes de este período. Gil de Biedma y Ferrater coincidieron a partir de 1951 en el núcleo de redactores y colaboradores de la revista Laye. Ferrater se refería curiosamente en 1972 a esta relación en una entrevista que le hizo Baltasar Porcel para Serra d'Or, con estas palabras: "la complicidad, la confabulación que hicimos Jaime Gil de Biedma y yo, en la que tuvimos una suerte fantástica, porque uno escribía en catalán y el otro, en castellano, ya que, si no, nos habríamos copiado mutuamente, y así nos salió diferente."
Uno de los poetas catalanes más destacados de la posguerra es Joan Perucho, autor de una obra literaria singular en prosa y en verso. Perucho, al recopilar su producción poética entre 1947 y 1982 en el volumen Obra poètica completa (1984), incluye en adenda dos poemas en castellano con fecha (1943 y 1944) anterior a su primer libro de poemas. Perucho se decidió a escribir su obra poética en catalán a pesar de que, como consecuencia del contexto contrario al uso del catalán en la inmediata posguerra, escribió unos primeros poemas en castellano. Algo semejante ocurrió en el caso del gran poeta ibicenco Marià Villagómez, quien, con anterioridad a su ambiciosa y admirable obra literaria en catalán, publicó en 1945 en castellano el libro Sonetos mediterráneos, que más tarde Villagómez tradujo al catalán. De una generación posterior es la escritora valenciana Maria Beneyto, que constituye un claro ejemplo de una obra literaria escrita en dos lenguas. Como poeta ha alternado el uso del catalán (Ratlles a l'aire de 1956) y del castellano (Eva en el tiempo de 1952) en su admirable producción lírica.
En los años sesenta surge en Cataluña una voz poética que ha llegado a ser punto de referencia para las últimas generaciones. Me refiero a Joan Margarit, poeta y arquitecto, que inició su trayectoria poética publicando cuatro libros en castellano: Cantos para la coral de un hombre solo (1963), Doméstico nací (1965), Crónica (1975) y Predicción de un bárbaro (1979), y, además, ha traducido al castellano a Miquel Martí i Pol y a Gabriel Ferrater. A partir de 1981, Joan Margarit adoptó el catalán como lengua de expresión poética y desde entonces ha publicado libros tan extraordinarios como Llum de pluja (1987) y Edat roja (1989). Joan Margarit ocupa un lugar central en la llamada poesía de la experiencia, y su poesía es sintética, contenida, de tono nostálgico y elegíaco, con tendencias a la confesión moral. El reencuentro, pues, del catalán como lengua de expresión poética en un autor de obras ya tan importantes en lengua castellana como Joan Margarit, es un claro exponente de la incidencia que en el mundo literario tuvieron, ahora en sentido inverso al que observábamos después de la guerra civil, las transformaciones políticas que se produjeron con la muerte del general Franco y la institución del régimen democrático.
Las consideraciones que acabo de presentar sobre el cambio de opción de Joan Margarit, por lo que se refiere a su lengua de expresión poética, las podemos aplicar también a Pere Gimferrer, autor de una obra poética excepcional, fruto del rigor y de la coherencia con que ha emprendido su trabajo literario. Pere Gimferrer publicó en 1966 su magnífico libro Arde el mar, con el que ganó el Premio Nacional de Literatura. Pero en 1970, unos cuantos años antes, pues, que Joan Margarit, adoptó el catalán como lengua de expresión poética y publicó Els miralls, su primer libro de poesía en catalán, al que han seguido, entre otros, libros tan importantes como El vendaval (1989) y La llum (1991). Marta Pessarrodona, perteneciente a la misma generación que Gimferrer, a pesar de haber publicado su obra poética en catalán, ha reconocido que: "A los 14 años yo quería ser García Lorca, porque entonces todavía escribía en castellano."
Aunque pueda parecer inmodesto referirme a mí mismo, lo quiero hacer en este caso, porque, formando parte de una generación muy distinta de la de Perucho y claramente posterior a la de Margarit o a la de Gimferrer, también, fruto de mi entorno escolar, empecé a escribir poesía en castellano, concretamente en 1973, que publiqué en diversas revistas. Pero cuando en 1975 se me presentó la oportunidad de publicar mi primer libro de poesía, renuncié a ello, convencido ya entonces de que mi obra poética tenía que escribirse en catalán, porque el catalán era la lengua que había escuchado habitualmente en casa y porque, por encima de todo, era y es mi propia lengua y la de mi país. Mi primer libro de poesía escrito, pues, en catalán, que, no debo negarlo, me costó un considerable esfuerzo redactar porque significaba conseguir un dominio escrito de mi lengua que no me había facilitado la escuela, apareció finalmente en 1984. Posteriormente he traducido para alguna publicación poemas míos al castellano y, en diversas ocasiones, he escrito poemas en una doble versión, en catalán y en inglés.
Últimamente, Àngels Cardona, autora de diversos poemarios en lengua castellana (El libro del alba, de 1991...) y presidenta del capítulo de Barcelona de la Academia Iberoamericana de Poesía, ha iniciado una interesante producción poética en lengua catalana, con su libro Miratge d'amor. No sería aceptable dejar de mencionar en esta intervención el hecho de que algunos poetas catalanes de territorios en los que el francés o el italiano es lengua oficial han practicado un cierto bilingüismo. Valga como ejemplo reciente el caso del poeta, narrador y dramaturgo alguerés Antoni Arca, que ha escrito su obra literaria en catalán, italiano y sardo.
Quiero finalizar este análisis examinando con más detalle un autor importante y ejemplo reciente de poesía bilingüe. A la hora de hablar hoy de poetas bilingües en Cataluña, hay que dedicar atención específica a José Agustín Goytisolo. José Agustín es, junto con sus hermanos Juan y Luis, ambos más jóvenes que él, un notable escritor barcelonés en lengua castellana. Nacido un año antes que Gil de Biedma, ha publicado excelentes libros de poesía, como Salmos al viento (1958) o Los pasos del cazador (1980), y ha llevado a cabo un extraordinario trabajo de traducción al castellano de poesía catalana contemporánea. Ahora bien, lo que motiva que deba referirme en este punto a José Agustín Goytisolo es sobre todo la publicación en 1993 de su interesante Novísima oda a Barcelona/Novíssima oda a Barcelona, largo poema redactado por el autor en catalán y en castellano y publicado en ambas lenguas. Esta Novísima oda de José Agustín Goytisolo es una obra netamente arraigada en la tradición poética catalana reciente y está dedicada a la memoria de Jacint Verdaguer, Joan Maragall y Pere Quart, autores también de sendas odas dedicadas a Barcelona. Jacint Verdaguer escribió su Oda a Barcelona en 1883, y fue premiada en los Juegos Florales y divulgada por el Ayuntamiento de Barcelona en una edición popular de cien mil ejemplares. Recordemos sus versos:



Quan a la falde et miro de Montjuïc seguda
m'apar veure't als braços d'Alcides gegantíque
per guardar sa filla del seu costat nascuda
en serra transformant-se s'hagués quedat aquí.

Joan Margall escribió en 1909, influido por la
Oda a Barcelona de Verdaguer, su Nova oda a Barcelona, en la que encontramos los sentimientos contradictorios que nacen en el autor al hablar de su ciudad, expresados desde la lucidez y con una visión crítica que refleja el hecho de que entre el inicio de la redacción del poema y su conclusión había tenido lugar la Semana Trágica, que había conmocionado a la sociedad catalana y que había afectado profundamente el ánimo de Joan Maragall. Recordemos los versos finales:

Tal com ets, tal te vull, ciutat mala:
és con un mal donat, de tu s'exhala:
que ets vana i coquina i traïdora i grollera,
que ens fa abaixar el rostre.
Barcelona! i amb tos pecats, nostra! nostra!
Barcelona nostra! la gran encisera!

Y Joan Oliver, "Pere Quart," escribió también su
Oda a Barcelona en trágicas circunstancias, en 1936. De hecho, la primera edición del poema la hizo el Comisariado de Propaganda y la ilustró Joan Junyer. El poema, comprometido, de espíritu nacionalista y revolucionario y con referencias internas a la oda de Maragall, acaba con estos versos:

Trevalla. Calla
Malfia't de la història.
Somnia-la i refés-la.
Vigila el mar, vigila les muntanyes.
Pensa en el fill que duua a les entranyes.

Por lo que se refiere a la oda bilingüe de José Agustín Goytisolo, ilustrada por Josep Guinovart, se trata de un texto en el que el autor, a través de la voz de diferentes personajes de épocas diversas, construye un recorrido reflexivo por la historia de la ciudad, que acaba con un personaje actual, Victor Alexandre, nacido en Barcelona en 1986, pocos años antes de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, y con un mensaje esperanzado e integrador. Recordemos aquí estos fragmentos:

A) I teníem de nou la Generalitat
i el Parlament també, i l'idioma nostra
eixí de les cavernes i entrava a les escoles
Y tuvimos de nuevo la Generalitat
y el Parlamento también, y nuestro idioma
salió de las cavernas y se metió en la escuela,
B) Ningú no distingeix avui entre nosaltres
els ciutadans antics dels immigrants
perquè ja som un tot: i la gent parla
no sols el català i el castellà,
sinó també el francès i encara molts l'anglès.
Nadie distingue entre nosotros hoy
a ciudadanos viejos de inmigrantes
porque somos un todo: la gente habla
no sólo catalán y castellano
sino muchos también francés e inglés.

En este breve estudio, he intentado presentar la diversidad de formas que ha adoptado el bilingüismo en el transcurso de la historia de la poesía catalana. Me he referido a la presencia de la literatura trovadoresca en Cataluña y a la incidencia que tuvo el castellano en la poesía catalana del período de la Decadencia, en los momentos iniciales de la Renaixença, en el exilio posterior a la guerra civil y en la posguerra en Cataluña; pero también he querido citar el uso del francés por poetas catalanes en diversas ocasiones y el proceso de recuperación del catalán como lengua de expresión poética que ha adquirido gran vigor a raíz del restablecimiento de las instituciones de autogobierno de Cataluña. He querido acabar mencionando la situación específica de la poesía catalana en los territorios en los que el francés o el italiano es lengua oficial y presentando unas notas sobre el último y significativo exponente de poesía bilingüe, la
Novísima oda a Barcelona, que, recogiendo una importante tradición de la literatura catalana, nos ofrece una visión poética del momento presente de la vida barcelonesa y una mirada abierta hacia el futuro de la sociedad catalana.





(Aquest estudi fou llegit en el IV Catalan Symposium de la Fundació (Nov. de 1994) i ha estat publicat en Suzanne S. Hintz, Essays in Honor of Josep M. Solà-Solé [New York: Peter Lang, 1996] 69-79)




© Carles Duarte, Nov. de 1994; Generalitat de Catalunya.

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